jueves, 30 de marzo de 2017

SEXO Y SALUD





     EL SEXO ES SALUD                                                                      LAS BONDADES DEL SEXO


Sabemos que “bien” en sexualidad significa lo mejor para cada uno y su pareja, no para lo que opinen los demás. Hacer el amor con sinceridad, deseo, confianza, entrega y receptividad constituye una válvula de escape para las tensiones acumuladas, es gratificante, auspicia la exteriorización de emociones y sentimientos, educa y complace los sentidos, equilibra el sistema nervioso y glandular, levanta el ánimo, incrementa la autoestima, relaja e inspira. En suma, nos permite beneficiarnos en todos los planos. ¿Revisamos la lista?    

1-Diversión. La práctica sexual requiere energías pero distintas –diversas- de las que aplicamos al trabajo, los problemas y los compromisos; por eso, en lugar de agotarlas, las repone. No hay que hacer el amor por obligación, ni obligarse a hacerlo para descomprimirse. Hay que elegirlo porque los dos tienen ganas y, ahí, funcionará como ansiolítico y antidepresivo de amplio espectro.

2-Metas, sueños y proyectos.  La seducción, la estrategia de conquista, la responsabilidad de complacer, el plan de construir –una noche de pasión, una relación, una pareja, una familia- que se ponen en juego en el deseo, la atracción y el amor, constituyen un entrenamiento para buscarle la meta a todo esfuerzo y dar sentido al futuro, aún el inmediato.

3-Recompensas. La vida tiene sus arideces: dificultades económicas, frustraciones, enfrentamientos, peleas, injusticias… El ejercicio de la sexualidad es un remanso que alivia y recarga las baterías, rearma para la siguiente batalla. Además, cada vez que hacemos el amor recibimos recompensas específicas: placer, aprobación, gratitud. No hay que desestimarlas porque son un nutriente básico.


4-Percepción consciente. La vida tiene, también, muchísimas cosas buenas que no siempre apreciamos. El amor aguza los sentidos, entrena en la percepción de estímulos –aromas, imágenes, sabores, sonidos-, cuyos efectos se multiplican al asociarse y ayuda a reconocer los mensajes secretos de la mente y el cuerpo.

5-Autoestima. El interés en gustar lleva a esmerarse en el cuidado personal… Y esmerarse en el cuidado personal refuerza la autoestima. Verificar que uno es capaz de complacer, alegrar, conmover, despertar admiración, cariño, deseo, brinda confianza en sí mismo. Esa confianza excede los límites de un encuentro sexual.

6-Descanso y relajación. La excitación y el placer son el reposo del guerrero: distraen de preocupaciones, relajan los músculos y los nervios, descargan tensiones, dan tregua al cerebro, equilibran las secreciones neuroquímicas, levantan el ánimo, oxigenan, activan la circulación. Incluir los masajes mutuos –en la espalda, la cabeza, los pies- entre los juegos amorosos previos o posteriores al orgasmo completa un verdadero tratamiento de SPA. (¿Sabías que el amor es un muy buen analgésico de dolores debidos a la tensión o cansancio?).

7-Ejercicios físicos. ¡Claro que sí! ¿Acaso en la cama no se ponen en movimiento los músculos y las articulaciones? ¿Acaso la sexual no es una gimnasia aeróbica? ¿Acaso no se queman un montón de calorías en una hora de pasión?  
     

8-Ejercicios mentales. Las fantasías, las tácticas de seducción, los juegos sexuales, la invención de personajes y situaciones, la producción de climas románticos, la anticipación y los ensueños agilizan la mente, mantienen despierta la creatividad y la imaginación.

9-Estibar la carga. Poner cada cosa en su lugar, despeja, aliviana, ordena. Si aprendés a sacarte las tareas pendientes, las demandas, el reloj y las angustias junto con la ropa, después de hacer el amor verás cómo –mágicamente- ha quedado un montón de espacio libre y limpio en el cerebro y el corazón.  

10-Hacerse responsable. Cuando sucede una falla sexual, la primera tendencia es echarle la culpa al compañero. Esa actitud, aunque suene contradictorio, genera culpa porque –en el fondo- uno sabe que no es cierto y que, en lugar de enfrentar el problema, lo está disfrazando y trasladando, con lo cual difícilmente podrá solucionarlo.

11-Desarrollar la resiliencia. La capacidad para asimilar y superar la adversidad tiene que ver con la personalidad forjada en la primera infancia, pero es posible incrementarla voluntariamente. La frustración sexual o sentimental, si uno se lo permite, si se abandona a ella, es capaz de contaminar todos los planos de la vida con una sensación de fracaso e invalidez general. Pero como alude a un aspecto tan sensible, a la vez puede transformarse en el impulso más poderoso para corregir, también en todos los planos, el modo de enfrentar los contratiempos.

12-Comunicarse. El acto sexual es comunicación, la más íntima y completa que existe. También la oportunidad ideal para ensayar todos los lenguajes –el de las miradas, las caricias, las palabras, las sonrisas-, expresar todas las emociones y aprender a pedir y a negarse, a preguntar y a dar, a ofrecer y a recibir, a compartir y a confesar. Desnudarse frente a otro desnuda ante uno mismo, comunica con las propias memorias, aclara conflictos, libera, revela. 


El sexo ayuda a fortalecer el sistema inmunológico

Las personas sexualmente activas enferman mucho menos ya que el sistema inmunológico se ve reforzado por esta placentera actividad generando más anticuerpos que alguien que no practica sexo. Nuestro cuerpo está así más protegido contra los virus, gérmenes y cualquier otro intruso. Una investigación de la Universidad de Wilkes en Pennsilvania (EEUU) demostró que mantener relaciones sexuales 1 o 2 veces por semana eleva los niveles de ciertos anticuerpos en comparación con los que lo hacen con menos frecuencia.

El sexo disminuye la presión arterial

Muchos estudios han evidenciado la buena asociación entre el sexo y una presión arterial más baja; en concreto, mantener relaciones sexuales -que no la masturbación-, reducen la presión arterial sistólica, el valor máximo de la tensión cuando el corazón se contrae.
El sexo aumenta la libido


Causa y efecto. Mantener relaciones sexuales con frecuencia provocará, por una parte, que el sexo sea cada vez mejor y también mejorará nuestra libido. Para las mujeres en concreto, las relaciones íntimas generan lubricación vaginal extra, un aumento del flujo sanguíneo y una mejora de la elasticidad.


Sexo contra el cáncer

Para los hombres, mantener relaciones sexuales hace que estos tengan menos probabilidades de desarrollar cáncer de próstata. Según un estudio de la revista Journal of the American Medical Association, eyacular al menos 21 veces al mes protege contra el cáncer, por lo que la masturbación también cuenta como aliado.

Sexo contra el dolor

¿Te duele algo? Haz el amor con tu pareja. El orgasmo es capaz de bloquear el dolor, según un estudio de la Universidad Estatal de Nueva Jersey (EEUU), ya que se libera (durante el orgasmo) una hormona que ayuda a elevar el umbral de dolor. El mismo estudio también resaltó que la estimulación vaginal sin orgasmo también bloqueaba en las mujeres el dolor de espalda, el menstrual, la artritis y el dolor de cabeza.
El sexo ayuda a descansar


Después de un orgasmo, se libera la hormona prolactina, responsable de la somnolencia y la relajación. Es por este motivo por el que tras un encuentro sexual podemos quedarnos dormidos más rápidamente de lo normal.

El sexo educe el riesgo de ataque cardiaco

Ser sexualmente activo es bueno para el corazón. Las relaciones sexuales no solo aumentan nuestro ritmo cardíaco, sino que mantienen en equilibrio nuestros niveles de estrógeno y testosterona. El desequilibrio de estas hormonas provoca, por ejemplo, osteoporosis. Cuanta más frecuencia haya en las relaciones sexuales, mejor. Varios estudios han evidenciado que mantener sexo al menos dos veces por semana reduce a la mitad las posibilidades de morir de una enfermedad del corazón.

El sexo mejora el control de la vejiga femenina

Tener un suelo pélvico fuerte es importante para evitar la incontinencia urinaria, un problema que afecta a alrededor del 30% de las mujeres en algún momento de sus vidas. Practicar sexo puede ser un entrenamiento muy eficaz para los músculos de esta zona debido a que cuando las mujeres tienen un orgasmo se produce una contracción de los músculos del suelo pélvico, lo que fortalece esa zona.




ALGO MÁS…

Una vida sexual placentera, donde los sentimientos se unen con las sensaciones físicas, contribuye en gran medida a un estado de salud pleno, según declaraciones de los médicos Anne Bryce y Thomas Lombardy, autores del libro “Las posturas más sanas para hacer el amor”.
Los expertos señalan que algunas enfermedades mentales y físicas son generadas por una frustrante o incompleta vida sexual. Por eso, es importante conocer y adoptar posiciones sexuales más placenteras, donde podamos integrar el cuerpo con la mente.

 
Algunas técnicas ayudan al hombre y a la mujer a obtener el orgasmo, controlar la eyaculación precoz y evitar la monotonía de las posturas clásicas. Es importante recordar que algunas de éstas pueden ser difíciles de realizar por personas con sobrepeso o con problemas de espalda. Aquí te damos 5 ejemplos para que practiques con tu pareja:
 
De pie: Consiste en abrazarse de frente, lo que permite el contacto visual entre ambos, así como una mayor cercanía y la posibilidad de tocarse y besarse. Da resultado si los dos son de la misma estatura.

 
El acordeón: El hombre se estira boca arriba y flexiona las rodillas sobre su pecho; la fémina se coloca frente a él y se sienta sobre su cadera. Después, se coloca en cuclillas de manera que sus muslos queden sobre los de él y pueda deslizarse sobre el pene. Aquí la mujer tiene el control, podrá flexionar bien las rodillas y moverse verticalmente.
El lazo de la pasión: La pareja se arrodilla cara a cara. Luego, apoyan un pie en el suelo y se acercan el uno al otro hasta unir los genitales. Se inclinan hacia delante, apoyándose sobre el pie que tienen en el suelo y se balancean lentamente. Esta postura permite la igualdad carnal; aunque no hay mucha penetración, la lenta fricción entre ambos torsos proporciona un gran contacto del clítoris. Además es mayor  la posibilidad de tocarse y besarse.

 
Baile privado: Se necesita una silla alta con respaldo y algunos cojines. El varón se acomoda en ella y la mujer se sienta sobre él; la fémina debe inclinarse ligeramente hacia atrás apoyando las manos sobre las rodillas de su compañero. Después, estira las piernas hasta que sus tobillos descansen sobre los hombros de él.
 
Montaña mágica: Se apilan un montón de cojines en el suelo, la mujer se coloca frente a ellos y su pareja debe colocarse encima de ella mirando en la misma dirección, con el pecho pegado a su espalda. Esta postura garantiza al hombre  la emoción de hacerlo por detrás y una conexión total de los pies a la cabeza entre ambos.   

J.C.K. / M.A.S.

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